viernes, 12 de diciembre de 2008

PALUDISMO ESCRITO

La manifestación clínica típica del paludismo es el acceso palúdico: cada dos o tres días el paciente presenta escalofríos seguidos de fiebre alta, horas después comienza la sudoración abundante y se pone amarillo. En el Perú, la prensa sensacionalista es el mosquito Anopheles que se compra por unos ripios para dejarnos picar. Qué rico.

El Tío Sam de los ochenta, unía el rompecabezas que tiene por soberanía, los nexos: La Prensa Escrita (periodiquitos también). Los estados con mayor fuerza expresiva, económica y social, desenvainaban textos, afilaban notas, disparaban flashes, se lanzaban letras. Entre Washington y Nueva York no había kilómetros -o millas-, había sangre impresa.

Joseph Pulitzer, editor y dueño del New York World, hizo conocida la historia de un chico de calle, de cultura callejón -si se quiere-, escaso de modales, carente de dientes, enpijamado y pelón. Por hablar de historia, hasta se podría decir que fue de poco a poco que se hizo conocido; sin embargo, fue de mucho a mucho. Capturó, no solo la aceptación, sino la mente y la psiquis de los lectores que desencadenaron el bicho morboso que todos tenían dentro, pero que nadie daba por leído. The Yellow Kid o El Chico Amarillo, puso en on el maquinón industrial que manufactura catástrofes, choques, muerte, violación, mentiras y exageraciones a diario.

Llegó a nuestro país, como todo lo que se hace fuera. Lo modificamos, lo estructuramos a nuestro ritmo, lo hicimos tropical, le pusimos las fuentes que más nos gusta, dos estrellitas y un cupón. Un circo. Vendido. Cierto, un circo. Sin domador de redactores, sin lanza primicias verdaderas, sin hombres bala que apunten en la dirección correcta, sin equilibristas que sepan hacer lo suyo, eso, equilibrar los datos, contrastar información. Y mucho menos, sin un maestro de ceremonias que modere a sus acróbatas de la noticia.

Uno, dos, cuatro, seis ¿Qué sigue? ¡Ah! Nueve. A veces nos olvidamos de contar. La educación de nuestro país no es mala, solo que no se le presta atención. Exacto. No se le atiende en donde más se necesita. Pretendía enumerar las variables por las que la prensa amarilla se mantiene en pie y vive holgada. Let’s see.

Primero, la mamá le grita al hijo, lo maltrata, lo insulta, él crece frustrado: infancia dura. Segundo, el hijo se convierte en padre, casado maltrata a su esposa, ella decide huir: abandono de hogar. Tercero, la casa está desmantelada, una célula de la sociedad dejó de existir, son varias: destrucción familiar. Cuarto, son muchos los casos. ¿Cómo se llama la obra? Fácil: Mundo. Y son los desniveles desmedidos que la formación de cada individuo aporta para coronar al Perú con un primer lugar en el escalafón mundial de la creación de anticuerpos ante la educación. Claro, después del continente africano.

Mientras esta cadena mantenga cada eslabón unido, el truco de la noticia seguirá contagiando cada año, quizá lustro, década o más, a cada quién se deje infectar. Es cuestión de costumbre, probablemente de ambiente social, es lo mismo, igual, el círculo encierra a los mismos elementos. Están en red. Si únicamente se le atribuyera la culpa al sol por ‘amarillentar’ las páginas de los tabloides que cuelgan con ganchos en los kioscos esquineros, sería otro el cantar. Pero no. Demasiada pepa hasta para la prensa más chicha. Y la chicha es del Perú.

Salud. No olviden repelente.